jueves, 31 de mayo de 2012

Comentario de texto


D E L I R I O  D E  N U E V A  Y O R K
¿La masa social conforma la forma arquitectónica de una ciudad o es la forma arquitectónica de una ciudad lo que determina la vida de sus habitantes?
En este libro, Rem Koolhaas, trata de responder a esa pregunta a través de la historia arquitectónica de Nueva York, partiendo desde la primitiva Manhattan rectilínea, pasando por su edificio más emblemático, el rascacielos y con edificios tan emblemáticos como el Hotel Waldorf-Astoria y el Empire State nos explica como la personalidad y forma de actuar de la manzana de la que forman parte, hacen de estos los medianeros entre la idiosincrasia de los habitantes de esa manzana y se constituye así la ciudad a través de la construcción y  forma arquitectónica de sus edificios.
En principio Manhattan es diseñada como una retícula, muy comercial, intentando asumir a la masa que viene del resto de la ciudad, tiene que adsorberla, engullirla de algún modo y ofrecerle no solo lo necesario e imprescindible comercialmente hablando para cubrir sus necesidades básicas, sino también sus ansías de diversión, de esparcimiento, y con esta idea aparece y se diseña Coney Island, donde todo lo placentero es artificial, todo se puede diseñar, todos los sueños se pueden edificar, todas las ansiedades se pueden plasmar en edificaciones, luminotecnias, parques de atracciones,..todo lo sintético, artificial y negativo, en Nueva york se tiene la lucidez de convertirlo en atractivo, en algo único, magnífico. Cada problema de masificación  hace crear una idea y cada idea a su vez crea un problema que hace que nazca una idea, se van retroalimentando así mismos, Nueva York y su gente se retroalimentan mutuamente, sus edificios han ido moldeando el alma de sus gentes y sus gentes han ido moldeando sus edificaciones.

En esta retroalimentación mutua surge el paradigma de Manhattan y por tanto de Nueva York, su buque insignia en todo el mundo, el rascacielos. Estos permiten ver desde lo alto los dominios del género humano, pero a la vez desde el borde del precipicio, es un constante asomarse al abismo, es un reto ante el peligro, pero  una solución para el cada día mayor número de habitantes de la metrópolis, los rascacielos son autenticas ciudades en miniatura, cada manzana en Nueva York tiene su personalidad y conforma la de sus gentes, como decíamos antes, y el rascacielos es otra ciudad en miniatura dentro de su propia manzana.
Pero estos edificios, lejos de servir únicamente para solucionar el problema de la masificación están concebidos con un espíritu de devoción estética, están diseñados para satisfacer, en su trazado y sus servicios el espíritu de nuestra civilización, establecen una relación muy estrecha entre la belleza y los negocios, es la mayor contribución del urbanismo al futuro.
La llegada a Nueva York de Dalí y de Le Corbusier  presentan otra visión, no tan optimista y entusiasta, de la conformación urbanística de Nueva York.
Dalí considera la ciudad como una selva, proyectó unas visiones anacrónicas, violentas y melancólicas de la ciudad, la ausencia de líneas rectas y del  purismo como contraposición de una estructura orgánica y biológica con su teoría de los objetos surrealistas y con el progreso de su pensamiento hacia el canibalismo de los objetos  se hizo visible con el abandono de la estética del productivismo a favor de una nueva fascinación por las formas opulentas y aerodinámicas. Se trata de una estética anacrónica que Dalí recuperó por oposición al funcionalismo moderno.

 Para Le Corbusier, la estructura de Nueva York hace de ella una ciudad caótica y masificada que atenta contra los principios teóricos del urbanismo racional. A esta obstinación en la amalgama es a lo que el arquitecto se enfrenta, contraponiendo su modelo de ciudad, pero su ciudad acaba siendo más algo  impersonal y autómata que una verdadera ciudad diseñada para acoger seres humanos y llenarse de vida, todo lo que critica a la ciudad de Manhattan termina diseñándolo en su ciudad , mas basada en una utopía que en la realidad. Lo que Le Corbusier propone, mal que le pese, ya está creado, es Nueva York y concretamente Manhattan.
Posteriormente, a la retícula preliminar que era Manhattan, con sus interminables líneas rectas y sus activos arquitectónicos y su cultura de la congestión, deja paso a la curva.
Harrison, después de la Segunda Guerra Mundial, se alza como el arquitecto protagonista de la pérdida gradual de la densidad de Manhattan, la” cultura de la congestión” deja paso al libre juego de las torres y las edificaciones, aunque refleja su ambivalencia en su trayectoria a través de sus edificios, desde el Rockefeller Center, la Perisferia y la Ciudad de la Luz y después de la guerra la Ciudad X, la ONU…donde se refleja el enfrentamiento de la curva a la rigidez de la retícula aunque al final triunfa la lógica del rectángulo. El globo empieza a ser la pieza temática de la arquitectura de la postguerra, quizá llevado por la visión abierta al mundo, a la redondez del globo terráqueo, la unión de todos los pueblos tras una dura guerra mundial, nuevamente la sociedad arrastra la arquitectura y viceversa, pero es un globo vacío, inocuo, sin ningún contenido, la fuerza se vuelve a reflejar en el esqueleto duro y recto de Manhattan.
La ciudad es una máquina de transformación, está en constante progresión y construcción y desde lo grande a lo pequeño tiene cabida y repercute en su desarrollo, desde una atracción de feria, pieza clave en el desarrollo de Manhattan, hasta una Guerra Mundial que hace que se modifiquen los arquetipos arquitectónicos verticales para convivir con los curvilíneos.
Pero una ciudad siempre será un campo de experimentación cuyo fin es superarse a sí misma.

EJERCICIO 2_IGLESIA LUTERANA EN HILVERSUM






Ejercicio 1_BIBLIOTECA PÚBLICA EN HILVERSUM